miércoles, 16 de febrero de 2011

Ramón Abrantes, el escultor del pueblo


En Conuco estamos ya preparando cosas nuevas, esta es, sin duda, la parte del trabajo que más nos gusta. Hoy he sacado un rato para compartir un post en el blog.

Esta vez quiero descubriros, si no la conoceis, la obra de un estupendo artista zamorano: Ramón Abrantes (1930-2006).

Un gran escultor y un personaje peculiar, bajito, con barbas, hablador y entrañable. Una vez fui a su taller a comprar una escultura para un regalo. Me enseño orgulloso todo el taller, me dejo tocar sus delicadas piezas y salí de allí con una preciosisima escultura pequeña envuelta en una singular caja preparada por el mismo y unas ramas de hierbabuena atadas al cochecito de mi entonces bebé. Era el escultor del pueblo, sencillo, cuando te encontrabas con él en la Calle Santa Clara casi te tocaba pedir la vez, y casi toda su obra está en manos de particulares.

Tenía un estudio siempre caótico y desordenado, en una ocasión mi hermana le preguntó dónde tirar la colilla de un cigarro y él dijo: al suelo, se manchará la colilla. A Yolanda le dió clases de dibujo de forma desinteresada para preparar un examen de acceso, incluso le regaló dos pinturas de las que usaba en sus bocetos para darle suerte en el examen.

Sus esculturas son limpias, sus maternidades transmiten dulzura y tienen mil caras. Figuras de formas simples, redondeadas,... perfectas. Una vez Ramón me dijo que la escultura hay que disfrutarla desde todos los ángulos, por lo que hay que girarlas y cambiarlas de posición cada cierto tiempo. Yo no sabría determinar cuál es el lado más bonito.

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